Haré referencia a una dificultad que se presenta diariamente en el quehacer de quienes llevan a cabo los Programas de Inmunización.
Todos hemos visto en la práctica cotidiana lo difícil que resulta algunas veces inmunizar a un niño. Gritos, "berrinches", llanto, pedidos de auxilio a su mamá...Así se dificulta la actividad del Vacunador, quien de a poco va perdiendo la paciencia y comienza a fruncir el ceño.
En esos momentos llegamos a olvidar nuestra natural disposición a hacer esta actividad en un buen clima...
Por si fuera poco a veces algunas mamás nos miran con cara de: "¿Qué le va a hacer usted a mi hijo...???"
No han sido pocas las veces que, intentando aplicar una vacuna, un niño ha salido corriendo. Incluso quien escribe este post ha recibido patadas y puñetazos de niños asustados.
Así que aquí van algunos tips que me han sido de ayuda...
Así que aquí van algunos tips que me han sido de ayuda...
1- Module su tono de voz. Es sabido que a todos nos altera que nos hablen en tono alto. Que les hablemos fuerte, a veces con poca calidez y con una jeringa en la mano que irá directa al brazo...sólo empeora las cosas.
Si aún se le habla en tono alto, cuando el niño mira hacia arriba, el susto es previsible.
2- Si es posible, explique al niño usando frases cortas, qué es lo que usted hará. Garantice en palabras que pueda comprender, que la vacuna le dolerá sólo un poco, y que el "dolorcito" pasará rápido.
3- No pierda el contacto visual. Imagine usted mismo cómo se sentiría si quien va a "pincharlo" esconde su mirada. Procure que su mirada no revele su propio malestar por la actitud que usted observa en el niño.
Es difícil aplicar una vacuna a un niño que se encuentra en tensión muscular por el estrés que le genera esta circunstancia. También es difícil percibir esta tensión y continuar sonriente. Pero será más difícil si intentamos aplicar la vacuna frunciendo el ceño...Si el niño percibe una amenaza desde nuestros gestos, ello se suma a la amenaza que ya percibía por la propia vacuna.
4- No demore en la preparación de la vacuna que va a administrar. Si se demora sólo logrará que el niño tenga más tiempo aún para pensar que la vacuna va a doler muchísimo.
Esta percepción agrega estrés al acto de inmunizarlo, y este estrés amplifica la sensación de dolor.
Cuando la zona donde preparamos la vacuna es visible, algunos chiquitos, más curiosos, a veces quieren acercarse y ver qué preparamos.
Es un buen momento para que puedan ver qué hacemos y si hacen preguntas no habría que dudar en responderlas. Si no las hacen, podemos hablarles de ello u otras cosas...pero no siempre ayuda forzar una pregunta del niño cuando no la hizo. Por eso respetar sus inquietudes, responder apropiadamente y respetar los silencios, parece al menos prudente...
5- Si es posible, reclínese para hablar con el niño a su propia altura. He observado que este esfuerzo es bienvenido por la mayoría de los niños, y experimentan mayor confianza.
6- Identifique si la madre o el familiar pueden colaborar. Muchas veces cuando usted se acerca al niño, su familiar ya pone cara de horror.
Así que primero tendrá que serenar a su familiar si quiere que colabore y si no lo logra, tendrá que manejar solo la situación.
Por su propia experiencia en relación a las vacunas o punciones en general, no siempre el familiar es una ayuda efectiva. Algunas veces, como los familiares transfieren sus propias vivencias respecto del dolor en el acto de vacunación del niño, tendremos a ambos afectados por ello.
7- Técnica correcta, administración segura, rápida y eficiente.
8- Tanto el niño como la familia deben comprender que seguir pautas para una correcta inmunización es importante, pero se trata de una actividad a repetir y debe incorporarse como un hábito que se vive sin temor.
Es normal que un niño se inmunice, y es bueno que la familia pueda ver que ello forma parte de una rutina de cuidados que este chiquito debe recibir. En ese sentido, ayudar a la familia a disminuir los temores es parte de sus actividades.
9-Aproveche el momento en que completa los datos del carné del niño para mostrarle qué está haciendo. No olvide reconocer su logro, premiar su esfuerzo, incluso aplauda si es necesario y por supuesto...nunca pierda su sonrisa.
10- Incorpore en la vacunación del niño elementos que favorezcan un sentido lúdico. Es muy díficil que el niño pueda tomar este hecho como un juego para sí mismo, pero obsequiarle jeringas sin aguja en su paquete, tener a mano globos, algún presente o souvenir, hacen que el llanto pase rápidamente, al distraer al niño de la sensación dolorosa. Cuando el niño se familiariza con los objetos que se usan para inmunizarlo, usted puede estar ayudándolo a disminuir el temor.
Y para cerrar este post, un mensaje que lo resume: NUNCA...POR NADA DEL MUNDO, PIERDA LA PACIENCIAAAAAA...Y no olvide que hasta el puñetazo o la patadita de un niño puede hacer que usted se sienta feliz y satisfecho con su trabajo. HASTA LA PRÓXIMA.