domingo, 9 de octubre de 2011

PREVENCIÓN DE ACCIDENTES EN NIÑOS PARTE 4 (LA CALLE)

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ACCIDENTES EN LA CALLE

PEATONES

Pensando en los niños

Como norma general, se acepta que la mayoría de los niños aprenden, recuerdan y ejecutan eficientemente las reglas de seguridad peatonal, entre los siete y nueve años. Se supone que esto se logra gradualmente y se estimula con el ejemplo y el señalamiento permanente de los padres,
cuidadores, docentes, etc.
Por debajo de esa edad, aún con entrenamiento aceptable en este aspecto, las reacciones de los niños son imprevisibles y su capacidad de concentración muy variable, por lo que dependen de la presencia de un adulto a su lado, para su seguridad.
Aquí no sólo es necesaria la atención permanente, sino que además el niño debe ser llevado de la mano, sobre todo los menores de cuatro o cinco años.


Cuidado de los niños en la calle

Es obvio que este cuidado debe estar a cargo de un adulto apto físicamente. La compañía de hermanos preadolescentes o adolescentes o de abuelos muy ancianos, más allá de su indudable buena intención, puede no ser efectiva en momentos de emergencia.
Una sola persona puede proteger eficientemente dos niños pequeños, sin embargo es importante tener presente que llevar un bebé de pocos meses en brazos, disminuye la posibilidad de vigilancia y contención de otros eventuales acompañantes que no tengan todavía la noción del peligro.
El desplazamiento por la vereda debe ser con los más pequeños del lado opuesto a la calle, los mayorcitos puede ir un par de metros adelante (nunca detrás) de los adultos, para poder advertirles de eventuales riesgos.


 Cuando no se puede caminar por la vereda

La interrupción de la vereda por reparaciones, obras en construcción y aún vehículos mal estacionados es frecuente. Si es una calle o avenida de mucho tránsito, no debe dudarse en retroceder a la esquina, cruzar por la senda peatonal y utilizar la vereda opuesta. Si el tramo es muy breve, los vehículos vienen "de frente" y es un momento de poco tránsito, el adulto decidirá de acuerdo a la edad y el número de los niños a su cargo, que conducta adoptar.

Salida de vehículos

La mayoría de los edificios y playas de estacionamiento tienen señales luminosas y/o sonoras que indica cuándo sale un vehículo. Los garajes de casas particulares carecen de avisos y es frecuente la salida de vehículos "marcha atrás". Por ello, es fundamental estar atento a esta circunstancia.

Cómo cruzar la calle

El cruce de la calle debe hacerse por las sendas peatonales marcadas en el pavimento.
Si existieran semáforos, debe atenderse a sus indicaciones y si un lugar tiene pasarelas aéreas y se está en compañía de niños, debe optarse sin dudar por ellas.
La costumbre de detenerse primero, luego mirar atentamente ambos lados y
cruzar sin correr pero sin demoras, es un reaseguro, más allá que se trate de calles de mano única o avenidas de doble mano.
El adulto debe tener muy en cuenta que los menores de seis o siete años, tienen serias dificultades para evaluar la distancia y la velocidad de cualquier vehículo que tienen a la vista.
El cruce de la calle con un bebé en brazos o colocado en un cochecito, y otro niño tomado de la otra mano, exige la concentración de un adulto y aptitud física para una emergencia. No es una tarea para adolescentes o personas muy ancianas.
No bajar el cochecito del bebé a la calle hasta no tener habilitado el paso.
No esperar la señal del semáforo con el cochecito en la calle.


En zonas rurales o semi rurales

Frecuentemente nos vemos obligados, por la falta de veredas, a caminar sobre el pavimento. Lejos de ser lo ideal, si no existe otra posibilidad, debe hacerse siempre en sentido contrario al tránsito y de día, para ver con anticipación cualquier vehículo. Ante estas circunstancias, los mayores deben colocarse con los niños en la banquina, aún cuando tenga barro o agua, lo
más lejos posible del borde de la ruta y siempre con los más pequeños alzados y los niños mayores tomados de la mano, hasta que pasen los automotores.

Recuerde que:

El uso de auriculares para caminar o correr, disminuye la percepción de cualquier señal sonora y contribuye a la desconcentración.
Su uso debe limitarse a parques, plazas o clubes.

Señales luminosas para peatones 

La figura blanca de un peatón caminando indica que se puede cruzar sin riesgo y por la senda marcada al efecto. 
La misma figura intermitente (se enciende y se apaga) indica que finaliza el tiempo de cruce seguro: no hacerlo. 
La figura en rojo de un peatón o una mano en gesto de "alto", indica la im- posibilidad de cruzar en ese momento.

Señales luminosas para vehículos y significado para peatones (semáforos): 

Luz roja: los vehículos deben detenerse en la línea marcada en la calzada. Suele coexistir con la figura blanca del peatón caminando, y debe cruzarse la calzada sin demorar.
Luz roja intermitente en un semáforo o en vehículos estacionados en
movimiento (poco usada entre nosotros): indican máxima prudencia y en lo posible esperar con los niños que cese la señal, ya que implica siempre algún grado de riesgo. 
Luz Amarilla: indica al peatón que los vehículos se detendrán próximamente, debiendo esperar ese momento para cruzar. 
Luz amarilla intermitente: máxima precaución, advierte que no funciona el semáforo y hay peligro para los niños.

Luz verde: indica el turno del paso vehicular, habitualmente coincide con el peatonal rojo o la mano en alto en el mismo color, no debe cruzarse la calza da.

Recuerde que:  

Aunque el semáforo nos está dando paso, igualmente se debe tener precaución y observar atentamente el comportamiento de los vehículos.

VEREDAS

Se denomina así a "la orilla de la calle o de la vía pública, que se encuentra junto al paramento de las casas y que esta destinado al tránsito de peatones".
Debemos tener muy presente que los niños de l y 2 años no suelen distinguir bien entre la vereda y la calle, conocimiento que luego es dado por la enseñanza y la experiencia.
En los niños un poco más grandes, el mayor riesgo de accidentes se presenta al comenzar y terminar el horario escolar, cuando es mayor su presencia en las calles.
A medida que crecen, van incorporando conocimientos y habilidades pero aún en el adolescente la autosuficiencia propia de la edad, no escapa de ser esta una etapa de riesgo, aun en las veredas.

RIESGOS

Objetos móviles en las veredas

Automóviles: muchas veces se encuentran estacionados sobre la vereda o su- bida del garaje, obstruyendo notoriamente el desplazamiento. 
Motocicletas algunas veces son encadenadas o apoyadas sobre columnas, pilares o paredes, generándose el riesgo de que caigan, dando lugar a aplastamientos o en otras ocasiones dejando manchas de aceite en el suelo, facilitando caídas. 
Bicicletas: el riesgo radica no solo en las posibilidades de accidentes por "andar en la vereda", sino por estar apoyadas sin seguridad contra la pared, árboles y pocas veces en bicicleteros adecuados.
Vendedores ambulantes, con sus puestos callejeros, cajones de frutas, caballetes de precios de ofertas, cestos de flores o de desperdicios, etc., que obstruyen el paso.
Rejas desmontables de negocios son apoyadas en la pared o en los árboles
pudiendo causar lesiones al ser embestidas por los niños.

Objetos fijos en la vereda 

Carteles: Están determinadas las medidas y la ubicación, pero el incumplimiento de las normativas puede originar lesiones no sólo por las caídas de los mismos, sino por obstrucción al desplazamiento en las aceras. Es frecuente que estén rotos y se observen fichas de electricidad al descubierto que despiertan la curiosidad de un niño y los exponen a las consecuencias de la electricidad.
Cajas de electricidad o de gas sin las tapas correspondientes o abiertas al paso público.
Ventilación de calefacciones de estufas de tiro balanceado: frecuentemente las salientes están a muy baja altura ocasionando lesiones por traumatismo o quemaduras.
Acondicionadores de aire: En muchos casos salen de la línea de construcción
o tienen caída de agua producto de la condensación.
Esto no solo resulta molesto sino que aumentan las posibilidades de resbalones y caídas.

Objetos anclados en la vereda

Columnas de señalización que obstruyen el paso.
Bolsones de tierra: dejados por empresas de servicios en reparaciones, quienes muchas veces dejan también pozos profundos, que al cubrirse de agua de lluvia constituyen verdaderos riesgos ocultos.
Casamatas de protección de respiración de cámaras de servicio público: Obstruyen el desplazamiento por las veredas posibilitando traumatismos.
Si no están bien cerradas generan un alto riesgo de sufrir accidentes por electricidad.
Pilotones: que se colocan en algunas esquinas o frentes como protección.
Estos pilotones aumentan sensiblemente el riesgo y estrechan el desplazamiento del peatón.
Anclajes en el cordón para evitar el estacionamiento al ingreso de garajes, posibilitando el enganche de los pies con las consiguientes caídas.
Toldos bajos y las columnas que los sostienen, obstruyen el desplazamiento. En adolescentes, es frecuente el choque de la cabeza contra los faldones que al ser tan bajos constituyen una posibilidad de accidentes. 
El suelo, muchas veces no es uniforme no sólo por el tipo de baldosas, sino porque las superficies mismas carecen de continuidad, pudiéndose encontrar hundimientos, baldosas flojas, rotas o resbaladizas por aceites, petróleo o jabón producto del lavado de vehículos o animales.
Para reflexionar
Si observamos todos los obstáculos enumerados anteriormente, las veredas son una barrera para quien padece alguna discapacidad, resultando algo hostil, además de discriminatorio.

PREVENCIÓN

Mantener la vereda despejada y en buenas condiciones.
Eliminar malezas, bolsones de agua, residuos, desperdicios, escombros.
Lavar la vereda dentro de los horarios autorizados.
Las salientes de calefacción deben estar por lo menos a 2,30 m. del piso.
Los acondicionadores de aire que tienen salida al exterior, deben tener derivación a aguas pluviales, para evitar el goteo sobre la vereda.
Los toldos deben tener al menos 2 metros de alto.

Recuerde que:

Los adultos deben supervisar a los niños hasta comprobar que son buenos peatones.
Desde muy pequeños se les debe inculcar que las veredas no son un lugar adecuado ni seguro para ningún tipo de juego.
Al salir de una vivienda se debe mirar a ambos lados ya que existe la posibilidad de que una bicicleta o moto pase en ese momento por delante de la vivienda y nos atropelle.
El mejor consejo para los padres es que se constituyan en un ejemplo para sus niños.