NUTRICIÓN CORRECTA DEL BEBÉ HASTA EL AÑO DE VIDA
Los más pequeños tienen necesidades nutricionales especiales: por esta razón la leche materna es el mejor alimento para ellos hasta los seis meses de vida.
Es útil, en primer lugar, para transferir al bebé inmunidad respecto de ciertas enfermedades respiratorias, digestivas y alérgicas. Y es además, más fácil de digerir y de ser absorbida que la leche artificial.
Normalmente, la mayoría de los bebés no necesita ingerir alimento sólidos hasta alcanzar los seis meses; en este momento estos alimentos pueden ser incorporados gradualmente a la dieta.
Si se prolonga excesivamente la alimentación líquida, puede aparecer una deficiencia de hierro además de la falta de otros nutrientes.
A los seis meses se recurre a una dieta mixta (semisólidos) sustituyendo una de las cinco o seis mamadas o biberones diarios por un plato de sémola, semolín, vitina o productos similares, o bien féculas del tipo de la tapioca o yoghurt.
Poco a poco, la sopa debe hacerse más espesa, y más adelante, se le agregará carne magra o pollo, finamente desmenuzados. Posteriormente se incluye el postre (que puede ser una manzana asada al horno o cruda, o gelatina)
A medida que el almuerzo se constituye en un hábito, se pueden introducir variaciones (pollo en lugar de carne, o huevo, agregando primero la clara y finalmente la yema, hasta llegar a darle medio huevo duro)
Después se pasa a la dieta sólida: dos biberones, un almuerzo, y una merienda, y hacia los nueve meses de vida ingiere un solo biberón, más el almuerzo, la merienda y la cena.
Aproximadamente al año de vida debe abandonar definitivamente el biberón para pasar a una alimentación igual a la de toda la familia, con los cuidados naturales que aplican a una alimentación saludable (por ejemplo, sin sal en exceso, sin picantes, y con límites en cuanto a alimentos procesados por sus agregados químicos)
Hay que evitar dede el comienzo, la sobrecarga de hidratos de carbono, no abusar de las sopas de fideos o arroz, los purés de papas o batatas, y las bananas con azúcar o miel.
El niño puede ser un gordito aparentemente saludable, y sin embargo, su dieta puede ser inadecuada por un exceso de carbohidratos, por su escasez en proteínas (carnes, huevos, quesos) por su bajo aporte de hierro (contenido en la carne de vaca, el hígado y el huevo) respecto de la cantidad que el organismo requiere para ganar glóbulos rojos y, en general, por su limitada proporción de vitaminas y minerales (vegetales y frutas) sin duda indispensables.
En consecuencia, las cuatro comidas diarias del bebé deben incluir, necesariamente, leche y sus derivados, carnes magras, vegetales, frutas y cereales, en la medida que el pediatra o la nutricionista se lo indique.