viernes, 2 de septiembre de 2011

¡MI HIJO NO SE DUERME! PARTE FINAL

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CONSEJOS A LOS PADRES SOBRE EL SUEÑO DEL BEBÉ

En esta última entrada sobre los trastornos del sueño en niños, se hará referencia a los hábitos que es conveniente mantener desde edad temprana a fin de prevenirlos.

Durante los primeros días de vida, el sueño es la actividad que ocupa la mayor parte del día. Muchos niños duermen entre 12 y 16 horas diarias, teniendo períodos de estar despiertos entre tomas.
Es común que muchos duerman durante el período diurno, permaneciendo despiertos por la noche cuando los padres deben dormir. Como si hubieran nacido con el sueño cambiado.
En estos casos el cambiar la hora del sueño o del paseo puede ayudar a que varíe el ciclo de sueño del bebé.

Es importante desde el principio seguir unas normas para evitar futuros problemas:

Siempre que sea posible, buscar un lugar apartado para que duerma.

Mantener la habitación donde duerme el niño con una temperatura confortable (no caliente) y no utilizar ropas o mantas pesadas que dificulten sus movimientos. Por supuesto no se debería fumar en toda la casa, y menos aún en la habitación del niño.

Comprobar que la cuna tiene los barrotes lo suficientemente próximos (una separación de unos 8 cms. es lo recomendable) para que no pueda pasar la cabeza por allí. Se debe rellenar cualquier espacio que exista entre el sommier y el colchón. No poner a dormir al niño sobre una almohada con bolitas de poliéster, ni sobre alfombras o moquetas.

Si pone al bebé en su cama para darle el pecho, cuando termine colóquelo en su cuna. Los niños no deben compartir la cama con los adultos.

Sólo durante los primeros meses de vida es aconsejable que el niño permanezca en la habitación de sus padres. La necesidad de alimentarlo con frecuencia y la posibilidad de que llore, hacen que dormir en la habitación conyugal sea un factor de comodidad. Después de los seis meses, el bebé puede ser trasladado a otra habitación.

Hay que establecer una rutina para acostar al niño desde edad temprana, en un ambiente tranquilo.

Si se despierta por la noche debemos tranquilizarlo.
Estos episodios forman parte del desarrollo normal del bebé y es preciso prestarles atención. Lo normal es que a medida que vaya adquiriendo independencia, dormirá más profundamente toda la noche.