La enuresis, o emisión involuntaria de orina después de la edad en que se consigue el control de la vejiga (vesical) es uno de los problemas más comunes que son motivo de consulta.
El control vesical se alcanza a edades muy variables. En general, se alcanza control durante el día entre los dos y tres años de edad. En cambio, el control completo durante la noche puede llegar uno a dos años más tarde.
No se suele diagnosticar a los niños de "enuréticos" al menos que el síntoma persista más allá de los cinco años de edad.
La enuresis diurna, en la mayoría de los casos indica la presencia de un trastorno subyacente de tipo orgánico o psicológico.
En la enuresis nocturna, aunque también hay que descartar una posible alteración orgánica, las causas no son fáciles de determinar, existiendo en la mayoría de los casos antecedentes de los familiares más directos.
El tratamiento de la enuresis se basa en la búsqueda de los posibles factores desencadenantes mediante un estudio psicológico y social y a través de la exploración física.
ENURESIS NOCTURNA
La enuresis nocturna es más común entre los niños que en las niñas, y su frecuencia va disminuyendo conforme se acerca a la pubertad. A menudo, uno de los padres también la ha sufrido.
La enuresis nocturna puede clasificarse en:
Persistente o primaria
En este tipo de enuresis el niño siempre moja la cama por la noche y nunca ha logrado permanecer un período sin hacerlo.
Regresiva
Recibe esta denominación cuando el niño, que anteriormente había dejado de orinar vuelve a mojar la cama.
En este caso aparece relacionada con motivo de acontecimientos estresantes, como la mudanza a una nueva casa, los conflictos paternos, el nacimiento de un hermano o la muerte de un familiar.
Esta enuresis suele ser intermitente y pasajera. Su pronóstico es mejor y su tratamiento es más sencillo que el de la forma primaria.
En ambos tipos de enuresis nocturna se pueden encontrar causas de tipo orgánico en un número reducido de casos. Por ello están indicados los exámenes de orina y la exploración física.
Una vez que esto se descarte, se tratará de iniciar unas actividades para resolver el problema.
Antes de los seis años de edad se acepta que la situación, sobre todo si hay antecedentes en los padres, es normal y en estos casos se aconseja a los padres explicar al niño ciertas normas, e intentar hacer terapias de condicionamiento.
A partir de los seis años de edad, o antes en los casos de los niños con algún problema de adaptación, se deben plantear otro tipo de terapias indicadas por el pediatra, o el empleo de mecanismos que despiertan al niño por la noche cuando comienza a orinarse.
RECOMENDACIONES PARA LOGRAR UN BUEN CONTROL DE LA ORINA A LA NOCHE
No dar líquidos dos horas antes de acostarse. Recordar esto al niño pero no se los niegue si dice tener sed. No discutir por unos cuantos tragos de agua.
Aumente la ingestión de líquido por la mañana y al principio de la tarde.
Haga que el niño siempre orine antes de acostarse. Es útil que despierte al niño a las dos horas de haberse acostado y que vaya a orinar por la noche.
Ayude a su hijo a aprender a despertarse cuando la vejiga está llena. Para lograr esto, hay que enseñarle a decirnos cuándo siente que la vejiga está llena. Luego se necesita ver cuánto tiempo es capaz de retener la micción, y ayudarle a posponerla.
No debe usar pañales ya que si lo hace se producirá una regresión a etapas anteriores, haciéndolo sentir de nuevo como bebé y esto retrasa su educación en ésta y otras áreas.
Proteger el colchón con una cubierta plástica.
Si el niño ha permanecido seco, debe siempre recibir un reconocimiento. Algo que los estimula mucho es poner un calendario en su habitación, donde pueda señalar con un lápiz rojo los días que ha mojado la cama, y pintar una cara en azul los días que ha estado seco. Ese a la vez es un recordatorio para los padres de elogios o reconocimientos que se le deben dar al niño.
Reaccionar con delicadeza los días que el niño moja la cama. Nunca se le debe regañar o burlarse de él. Tampoco ayudará esperar a la reunión familiar y contárselo a la abuela o los tíos frente al niño. Piense en cómo se sentiría si sus padres narraran ante otros algo que para usted es vergonzante.
Anímele diciendo que esto ya va a pasar, y que lo está haciendo muy bien.
ENURESIS DIURNA
La enuresis diurna después de los cuatro años de edad supone una alteración en el desarrollo del niño.
Siempre hay que descartar una alteración orgánica que la produzca.
Si no existe, se dará a los padres unas normas para que se logre el control vesical.
Hay que estar muy pendiente del niño para animarle a ir al baño siempre que sienta el impulso de orinar. No debe tratar de posponer ese impulso.
Es recomendable enseñar la práctica de ejercicios de interrupción del chorro de orina, de esta forma:
Una vez que esté sentado en el inodoro, ayúdele a calmarse, comience a contar lentamente hasta diez.
Entonces haga que orine, pero que detenga el chorro sin terminar la micción. Cuente de nuevo hasta diez, y entonces podrá orinar hata que la vejiga se haya vaciado por completo.
Estos ejercicios son útiles para mejorar el tono del esfínter de la vejiga.
La actitud general debe ser siempre positiva, y no olvide recompensar al niño por mantenerse seco, ya que se trata de un logro para el que se está esforzando.
Las normas deben de cumplirse también en la escuela.
Estos niños necesitan poder acudir rápidamente al baño de la escuela, sobre todo si son tímidos y nuevos. Hay que advertirles que no es motivo de vergüenza dejar la clase para ir al baño. No hay que tratar de corregir el problema de mojar la cama por la noche hasta que el niño no haya permanecido seco durante el día por lo menos durante dos meses.