A MIS ESTUDIANTES
Debes amar la arcilla que va en tus manos.
Debes amar su arena hasta la locura.
Y sino, no la emprendas, que será en vano.
Sólo el amor alumbra lo que perdura.
Sólo el amor convierte en milagro el barro.
Debes amar el tiempo de los intentos.
Debes amar la hora que nunca brilla.
Y sino, no pretendas tocar lo cierto.
Sólo el amor engendra la maravilla.
Sólo el amor consigue encender lo muerto.
Silvio Rodríguez.
Creo que esta canción resume en palabras muy simples el profundo significado del amor y deseaba compartirla, ya que me acompaña desde siempre.
Ustedes, en esta etapa, han de amar este tiempo de intentos, sólo cuando se ama de verdad se siembran buenas cosas, y esa siembra siempre resulta en la mejor cosecha.
He podido ver las satisfacciones que suelen darles los pacientes cuando se encuentran agradecidos por la forma en que han sido tratados. He sido feliz con cada una de esas sonrisas.
La humildad, el respeto, la confianza bien entendida, la honestidad, entre tantos otros valores, no deben ser valores "fuera de moda" y ustedes como jóvenes son los que nos enseñan día tras día que es posible tener un mundo mejor y más feliz para todos, porque para todos hay un lugar.
Sólo es cuestión de dar ese lugar a las personas, más allá de cualquier diferencia. De eso se trata Enfermería, de solidaridad, de humanidad, de dar la mano a aquél que lo necesita.
En un futuro no lejano, ustedes van a lograr irse a su casa con algo más que un sueldo digno: llegará un momento en que su rol lo tendrán tan incorporado, que disfrutarán en profundidad de lo que implica el ejercicio de Enfermería.
Cuando vayan por allí en su barrio, y sus vecinos vengan a preguntarles como pueden cuidarse, cuando los vean y sepan que ustedes son enfermeros.
Cuando tengan oportunidad de hacer algo por alguien que sufrió un percance en la calle.
Y en especial, cuando puedan sentirse seguros que las cosas que aprendieron les son útiles para mejorar y aliviar a los demás.
No permitan que nada ni nadie interfiera la posibidad de concretar ese sueño, porque lo que hay al otro lado del camino, es todavía mejor.
Porque nadie sube una montaña sólo porque tiene ganas de tropezar con piedras: lo hace porque está convencido que la vista es mucho más bonita desde arriba. Por eso las piedras no importan, lo que importa es que cada una nos dejará una enseñanza, y hará la vista mucho más agradable.
Estoy segura que en este tiempo de intentos, serán muchas las maravillas que ustedes serán capaces de lograr.
Besos.