lunes, 29 de agosto de 2011

¡MI HIJO NO SE DUERME! TRASTORNOS DEL SUEÑO EN NIÑOS

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Uno de los problemas de conducta que más motivan las consultas de los padres son los trastornos del sueño de sus hijos pequeños.
Comúnmente nos preguntamos si duerme lo suficiente, y cuando le llevamos a la cuna y no logramos que se duerma, comenzamos a desesperar. Así que en esta y sucesivas entradas, veremos cuánto duerme un niño entre sus  primeras semanas de vida y los seis años de edad, como mantener una higiene apropiada del sueño estableciendo algunas rutinas para que niño comience su adaptación y cuáles son los trastornos funcionales del sueño.

ETAPAS DEL SUEÑO NORMAL

2-8 SEMANAS

En esta etapa el bebé duerme uno o dos períodos de 5-6 horas de sueño cada 24 hs. Esto es variable según el temperamento y el nivel de energía del bebé.
Despierta con hambre cada 3 horas aproximadamente.
Se omiten tomas nocturnas cuando el bebé, durante este período, duerme "de un tirón".
Está despierto sólo durante breves períodos.
Duerme a pesar de los ruidos habituales de la casa y se desconecta de los estímulos del entorno por lo cual no es necesario un ambiente por demás silencioso: dormirá igual.

DOS MESES

Un período largo de sueño, de 6-7 horas, total entre 16-20 horas por día.
Está despierto durante largos períodos de tiempo sin llegar a agitarse o irritarse.

CUATRO MESES

Un período largo de sueño de 6-8 horas, total de 15 horas por día.
Despierto durante períodos de unas dos horas, con menos agitación.
Duerme a pesar de los ruidos que haga la familia: mantener al niño en la zona de actividad de la familia o escuchar música durante los ratos de sueño capacita al niño para aprender a dormir con niveles normales de ruido.
Llora cuando se le pone a dormir, comienza a darse cuenta que se le separa de los padres.
El problema de la agitación a la hora de dormir se puede resolver colocando una luz tenue en el ambiente o música a bajo volumen. Mantener al bebé en la cuna pero llevar ésta donde se encuentra la familia lo tranquiliza, al tener seguridad de estar con los demás.

SEIS MESES

Duerme períodos de 8 horas por la noche. Aún necesita un par de siestas.
Despierto durante períodos de 4 horas.
Cuando se le pone a dormir, quizás necesite de su juguete o ropa preferida.
Duerme toda la noche, se despierta temprano, sin llorar. Puede distraerse solo durante cortos períodos.

OCHO-QUINCE MESES

Dificultad en conciliar el sueño.
Pasa ratos despierto durante la noche.
Sueño inquieto (prolongación de las actividades diurnas)

El bebé necesita a menudo que le calmen un poco.
Se debe establecer una rutina para acostarlo, puede permanecer en un ambiente tranquilo de lectura o de escuchar música.
No se trata de un momento para las disputas familiares.


Si se despierta por la noche a menudo, se pueden crear hábitos que ayuden a tranquilizarlo, como cambiarle los pañales, poner música a bajo volumen, cantarle desde la habitación de los padres o mantener encendida una luz tenue en la mesa de noche.

Estos episodios forman parte del desarrollo normal del bebé y es preciso prestarles atención.
Lo normal es que a medida que se vaya haciendo más independiente, dormirá más profundamente durante la noche.


QUINCE MESES

Duerme un total de 10-15 horas al día.
Concilia antes el sueño. Mejora el sueño durante toda la noche.
Larga siesta por la tarde, y corta o interrumpida durante la mañana.


DIECIOCHO-VEINTICUATRO MESES

Duerme un total de 10-15 horas por día. Es importante un horario de sueño regular.
Quiere un compañero de sueño, como un osito.
El juguete pasa a ser imprescindible, tanto que es capaz de no dormir si no tiene su juguete a mano, hasta que no aparece.
Se despierta temprano, y puede entretenerse a sí mismo por más tiempo. Duerme una siesta al día.

VEINTICUATRO-TREINTA Y SEIS MESES

Patrón regular de sueño, 10-12 horas de noche.
Duerme una siesta o tiene un período de reposo en el día.
Acepta la hora de acostarse como otra parte agradable de su rutina diaria.
Los sueños comienzan a volverse parte de la realidad, la apreciación inexacta de la realidad puede asustarlo.

TRES-SEIS AÑOS

Se establece un patrón regular de sueño de 10-12 horas en la noche.
Siestas: ayudan al niño a darse cuenta de cuándo necesita descansar y cuándo necesita dormir.
Los sueños aún pueden causarle miedo, pues todavía está aprendiendo a distinguirlos de la realidad.
En esta etapa hay que descartar la estimulación excesiva, las actividades que provoquen ansiedad o agotamiento antes de la hora de dormir.
El rechinamiento de los dientes que suele ser otra manifestación que preocupa a los padres, se relaciona con las pesadillas y puede ser una forma de liberar tensiones.

HIGIENE DEL SUEÑO EN EL NIÑO

AMBIENTE

Oscuro, silencioso, confortablemente fresco.
Ropa de dormir cómoda, ni poca ni excesiva, adaptada a los requerimientos de calor corporal.
No debe dormir en ambientes excesivamente "perfumados", alejado de corrientes de aire y de áreas de circulación del resto de la familia, cuando sea posible.

HORARIOS

Establecer una rutina apropiada de los horarios de sueño significa que debe ser regular la hora de despertar, como también deben serlo el horario de la siesta y la hora de irse a dormir.

ACTIVIDADES

No permitir cuentos ni programas de televisión atemorizantes.
No permitir la actividad física enérgica una hora antes de irse a dormir.
Rutina regular a la hora de acostarse.
Métodos "apaciguadores" regulares: si le cuentas un cuento, se hará siempre a la misma hora, si aprovechas la hora del baño para tranquilizarlo, házlo coincidir como un ritual previo al sueño.
Acostar al niño despierto.
Debe acostumbrarse a su propia habitación y no compartir la habitación con sus padres, desde edad temprana, esto favorece su adaptación y aunque te cueste más al principio, a la larga conseguirás una mejor rutina de sueño, y una mejor adquisición de habilidades para la independencia.

CONSECUENCIAS DEL SUEÑO INADECUADO

Los lactantes y niños que no duermen lo suficiente se sobreexcitan y no se pueden dormir con facilidad ni permanecer dormidos.
Las deficiencias de sueño prolongadas pueden traer como consecuencia irritabilidad crónica y reducir la capacidad de concentración produciendo déficits en el aprendizaje.